La Nación Muerta

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miércoles, 2 de febrero de 2011

La bici

Ya lo habíamos puesto todo en el coche, pero... ocupaba 2 asientos de un choche, y esa comida que ocupaba, podría ser esencial en algún momento, así que decidí sacrificarme junto a José Antonio, nuestro sitio.no sabíamos donde ir, pensamos encima del coche, pero en una curva mal tomada, o no amarrándonos bien podríamos caer, y algún momento , esa situación seria muy jodida, miré mi moto, mejor dicho la de mi padre, que me la dejó, pero le quedaba nada mas que medio kilómetro de gasolina... seria algo muy arriesgado.
No hubo otra alternativa, idea de un niño de 5 años, pero, ¿que alternativa había?
Coceríamos 2 bicis, estaban llenos y sin problemas de cadenas ni pedales.
Nosotros salimos ya disparados hacia el Polideportivo del Pueblo, mientras ellos se preparaban para salir también.
Pensé demasiado tarde, necesitábamos algún arma, pero no se nos ocurrió a nadie, en ese momento ellos, ya estaban en la otra punta de la calle, lo único que yo llevaba encima eran 2 granadas de las normales y una de humo.
 Cuando recorrimos toda la calle, ya no teníamos aire, descansamos un poco, y luego seguimos el camino, solo habíamos recorrido unos 100 metros, pero nos quedaba unos interminables 900 metros.
Una calle más cruzada, y ya vimos el primer grupo de no muertos, que eran media docena,  iban andando por la carretera, así que nosotros pasamos por la acera,
luego supimos que no hicimos bien, ya que salio un zombi por la puerta de una de las casas, y ambos nos caímos.
El no muerto se lanzó al suelo para morder a José Antonio, pero yo le pegue una patada y lo tumbé en el suelo. Obviamente, el puto bicho se levantó de nuevo pero no dude en pasar por encima suya con la bici.

Le aplaste la cabeza, se la reventé  pero por un pelo no me caí por resbalarme por la sangre.
Seguimos avanzando por la calle, y darle vuelta a la rotonda.
Detrás nuestra había Demasiados no muertos, que por fortuna, no corrían demasiado.
Tardamos unos 10 minutos sin ver alguno de ellos.
Quedaban 50 metros, ya veíamos el Polideportivo, y a los demás también, nos estaban indicando por dónde entrar. Cuando solo quedaban unos 20 Metros, apareció un ejército de zombis insuperable de al menos varios centenares detrás de nosotros, se dirigían hacia nosotros.
Del miedo me caí, y la bici crujió, la cadena estaba rota del golpe. Tenia que ir corriendo hacia allí, les tire todas las granadas de una vez, al explotar solo unos pocos cayeron, los demás los cegué, eso me dio tiempo, cuando ya llegue allí, solo me quedaba saltar la valla, valla que José Antonio ya había saltado. Los putos Zombis corrían como locos al ver que su presa se iba a escapar, me intenté saltar, me resbalaba, y cuando me apoyé en un hueco de la valla y ya estaba a un segundo de saltármela, ellos ya habían llegado, me había tocado el pie derecho y uno agarro mi cordón, me quite el zapato y rápidamente entré, y centenares de zombis me estaban observando con rabia, sabia que me querían devorar.
Me salvé de milagro.